Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

sábado, 5 de junio de 2010

Pensás que podés taparte los oídos para no escuchar tu propia voz, pero no es verdad, ¿no?

El rojo es el color del fuego.
El fuego quema.
Lo quemado duele.
El dolor llora.
El llanto tranquiliza.
La tranquilidad se rompe.
Lo roto lastima.
Las lastimaduras sangran.
La sangre es roja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y el eco de tu conciencia
reclamando libertad no cesa...
No se detiene, no deja
de señalar que esto no está bien
(tampoco es que esté mal),
que las prioridades no están
en su lugar...

¿Y qué le vamo' a hacer?


Y se me fue la poesía y sólo quiero decir...
¡te quiero! ¡Te extraño! =)

¡Y qué bueno que sigas posteando!

(jajaj salió la rima al fin :P)