Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

lunes, 24 de agosto de 2009

Divagaciones VII - Sobre momentos y recuerdos

Hoy me descubrí guardándote un lugar en la mesa.
No fue gran cosa, pero ese detalle me sorprendió.
A veces es tan sutil y efímero el chispazo que ni siquiera notamos cuánto extrañamos a esa persona; sencillamente queda como un segundo más anidado en la canasta de momentos ya usados.
Pero esta vez lo atrapé en vuelo, lo acaricié con suavidad de terciopelo y lo guardé en la otra canasta, la de los recuerdos.
Y así me voy, medio perpleja, a tirar nuevamente mis segundos usados, recordando que, a pesar de que no estabas, hoy te guardé un lugar en mi mesa.

lunes, 3 de agosto de 2009

Quiero

Quiero mirarte a los ojos y decir que te amo, quiero abrazarte y besarte sin importar quién esté con nosotros.
Quiero sentir que te quiero, y decírtelo, y que lo sepas, y que lo sepa el mundo si hace falta.
Quiero que nos riamos fuerte, y que gritemos despacio; y que luego volvamos a reir.
Quiero tus manos en mis manos, tus ojos en mis ojos, quiero que tu pelo se enrede con el mío al despertar.
Quiero que saltemos juntos al abismo, que compongamos una canción y que miremos la luna.
Quiero escuchar tu corazón e intentar acoplar nuestros dos ritmos.
Quiero abrazarte y sentir que ese instante es eterno.
Quiero decirte que te amo, y volver a repetirlo y que esas palabras se instalen en el aire. Que floten, que convivan con nosotros y nos inunden. Que nos ahoguemos con ellas, y que se mezclen en nuestra sangre, como si fueran pececillos dorados.
Que no sean palabras, que sencillamente sean.
Quiero ser nosotros para siempre.

Quiero, quiero, quiero... te quiero. Quiero te.

Divagaciones VI - Lo de siempre.

El martes, entrega.

Tapada de láminas pendientes.

A medida que me meto más en tema, surgen aún más y más ideas que no voy a poder plasmar por la restricción horaria. Y la conclusión de siempre: 'no dejarse estar'.

Y yo me pregunto... ¿seré yo sola, o en todos es igual? ¿Será que es posible escapar del apuro, trabajando un poco día a día, sin dejar todo para los últimos minutos?

Quizás con el tiempo se aprenda, ¿no?

Y claro... yo hablando de dejarse estar, y estoy escribiendo acá en vez de estar esquematizando láminas. Los hechos hablan más que las palabras.

Quizás algún día aprenderé...