Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

martes, 9 de diciembre de 2008

Locura ovina


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¿Y quién de nosotros está afuera y quién adentro? ¿Cómo no confundir las perspectivas desde una visión totalmente parcial? Ellos piensan que yo estoy en mi pequeña cárcel, cuando para mí son ellas las ovejas... ovejas gordas y lanudas del rebaño, pero sobre todo ovejas dóciles y satisfechas...

lunes, 1 de diciembre de 2008

Reflexiones navideñas

Queridos lectores:(dos puntos, aparte)
De mi mayor consideración,(coma) me dirijo a ustedes con el objeto de invitarlos cordialmente y sin obligación de compra a reflexionar.(punto aparte)
Se preguntarán por qué no voy a hacer ningún balance de fin de año, (coma) y es por una sencilla razón: (dos puntos) porque todos hacemos un balance de fin de año. (punto seguido) Es más: (dos puntos) ¿por qué todos hacemos un balance de fin de año? ¿alguna vez te lo preguntaste? ¿Por qué tomar decisiones importantes a principio de año, y no en junio, octubre o agosto?
Con esto dicho, (coma) me despido cordialmente.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Mostrando las hilachas

Codear, simulacro, comitear, haskell, eseveéne, etc.

Palabras que toman sentido en tu contexto, en ese contexto en el cual codear no significa empujar con los codos sino programar, en el que los entrenamientos se llaman simulacros, y usan palabras raras como comitear, que todavía no entendí qué es... y cosas así extrañas, como haskell, svn, lenguajes de programación y un montóoon de cosas más.

Obviamente, como compensación, te encargás de que las cosas básicas como la utilización del castellano simple o la conjugación de verbos complicados como traducir, andar, reducir, y esos que se conjugan raros en pretérito, al pasarlos a la primera persona del plural se parezcan tanto al presente que tengas que comerte un codazo en la boca del estómago, o una patada en la canilla, o por lo menos una mirada pulverizadora cada vez que decís "Ah, ayer andamos cerca de tu casa", "El otro día traducimos esto a...", o cosas por el estilo.

Y sí... ser matemático de por sí no es fácil, ¿no? Mirá si ENCIMA se van a preocupar por hablar bien... ¡esas mariconadas! =)

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¿Cerá qe ahi que havandonar la lenjua i dedicarce a las Matemáticas?
(eso sí... Matemáticas con mayúscula, no ahi que cer hicnorante!!)

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Pedazo de realidad dedicado a mi rubio, que en abril del año que viene se va a Estocolmo gracias a que en vez de prestar atención y aprender a hablar como el resto del mundo se dedica a pensar y resolver problemas lógico-matemáticos de los que el resto del mundo prefiere ni hablar.

viernes, 7 de noviembre de 2008

19 días...

... y 500 noches...


"-A ver Nachito, ¿si tengo once plumas, me alcanza para darte cinco a vos y cinco a tu hermano?
-Y, no, porque tendría que partir una a la mitad...
-Ajam... ¿y si tengo diez?
-Sí, si tengo diez sí, cinco para mí y cinco para él. (en vez de fijarse si alcanzaban estaba dividiendo por dos)
-¿Entonces cuántas plumas necesito para darles cinco a cada uno?
-Diez.
-Y si tengo once, ¿no alcanzan?
-Nop.
-¿Y si tengo quinientas plumas?
-¡Ay, mamita! (estaba empezando a dividir)
-No, no, no dividas... fijate. ¿Qué pasa si de esas once plumas agarro y me quedo con una yo?
-Y, me das cinco a mí y cinco a mi hermano.
-Y bueno, y si digo que quiero darte cinco a vos, cinco a tu hermano, y las que quedan para mí?
-Ah, entonces sí... se puede...
-¿Y si tengo doce plumas?
-Te quedás con dos...
-¿Y si tengo quinientas?
-Te quedás con... ¡¡¡Ay, mamita!!! ¡¡Es un montón!! (y se pone a hacer la resta)"

Diálogo de la primera clase con Nachito*
-cuando todavía no me revolvía la casa y se portaba bien.-



Y sí... no hace falta tener veinte años para darse cuenta que 500 es mucho, no? =)
500 años sería medio milenio. 500 días serían... ¿19 noches?

Hay tanto que aprender de los más chicos... ¿no? Tienen respuestas que se salen de lo que uno quiere que respondan, quizás porque no piensan en qué quiere escuchar el que pregunta, y con una reflexión simple y directa te pueden hacer sentir un completo inútil... Pero en fin... son 500 días, y lo diga Nachito, lo digas vos o lo diga mi abuela, 500 días suena a mucho, ¿no? =)

Por otros quinientos más...

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-y cincuenta decenas de días que pasan,
cincuenta decenas que no van a volver.
Mas el tiempo, encargado de todas las fechas,
otras cinco centenas nos deja entrever. *-



*Nachito = versión pequeña de Nacho, es un rubio ojiceleste, como él, pero con un par de metros y años menos.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Sobre globos y alfileres.

Los sueños son como globos: algunos se pinchan, pero hay otros que logran llegar más alto!


"Caris llevaba una capa de color rojo vivo que había heredado de su madre, la única pincelada de color en la penumbra. Merthin sonrió de oreja a oreja, feliz de verla. Habría resultado difícil decir qué la hacía tan bella; tenía una cara rendonda con rasgos proporcionados y regulares, cabello castaño y ojos verdes con motas doradas. No se diferenciaba demasiado de otras tantas jóvenes de Kingsbridge, pero llevaba el tocado inclinado en un ángulo desenfadado, se adivinada una inteligencia burlona en sus ojos y lo miraba con una sonrisa picarona que prometía inciertos aunque seductores placeres. Se conocian desde que eran niños, pero apenas hacía unos meses que se había dado cuenta de lo enamorado que estaba de ella."
Un mundo sin fin

Ken Follet

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Historias matemáticas!

tenía que hacer de tarea "escribir los números del 0 al 200 de 5 en 5"y entonces, antes de empezar me dice:
"uff! voy a tener que escribir cuarenta números"
yo le digo, sorprendida,"COMO SABES?""
"aaaaaahh... no séeee...." me dice, haciendose el misterioso.
"qué hiciste, 200 dividido 5?"
y ahora se sorprende él: ¿¿¿¿cómo te diste cuenta???

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-A ver, hay que escribir tres adjetivos para "casa"... ¿Cómo es tu casa?
-Y... ¡¡blanca!!
-Ajam... Blanca... (escribe en el cuaderno) qué más?
-Graaande!
-Grande... muy bien! (escribe grande) y una más!!
-CHICA!!
-mmmmnnh te parece?
-sí... (y empieza a escribir.)
-Te parece Nacho?... mirá.. qué dirías vos si yo te digo que hay un Nacho que es así de aaaaaaaaaaalto (hago gesto con la mano) y asíiiiii de bajito?? (bajo la mano hasta casi el suelo)
-Y... ¡¡¡que hay dos Nachos!!!

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A ver Nachito, ¿si tengo once plumas, me alcanza para darte cinco a vos y cinco a tu hermano?
-Y, no, porque tendría que partir una a la mitad...
-Ajam... ¿y si tengo diez?
-Sí, si tengo diez sí, cinco para mí y cinco para él. (en vez de fijarse si alcanzaban estaba dividiendo por dos)
-¿Entonces cuántas plumas necesito para darles cinco a cada uno?
-Diez.
-Y si tengo once, ¿no alcanzan?
-Nop.
-¿Y si tengo quinientas plumas?
-¡Ay, mamita! (estaba empezando a dividir)
-No, no, no dividas... fijate. ¿Qué pasa si de esas once plumas agarro y me quedo con una yo?
-Y, me das cinco a mí y cinco a mi hermano.
-Y bueno, y si digo que quiero darte cinco a vos, cinco a tu hermano, y las que quedan para mí?
-Ah, entonces sí... se puede...
-¿Y si tengo doce plumas?
-Te quedás con dos...
-¿Y si tengo quinientas?
-Te quedás con... ¡¡¡Ay, mamita!!! ¡¡Es un montón!! (y se pone a hacer la resta)"

lunes, 3 de noviembre de 2008

Sobre elecciones, mariposas y otros tantos


Elegir... ¡qué palabra más macabra!
Así, a simple vista, tiene la inocencia de vocablo suave, de concienca apolítica y sin demasiado compromiso, pero en el fondo, pasando la primera impresión de vaguedad y empatía, esconde la angustia, la duda y la certeza de que de elecciones se nutre la vida.
Desde elegir un color de remera hasta elegir la carrera o un novio, todo arrastra la culpa de descartar, de tener que anular un posible capítulo de historia.
Ay, ¿qué color llevo? Si le hubiera dicho que sí... Ahora ya es tarde para volver atrás... yo estudié y me recibí de esto, pero mi verdadera vocación... etcétera, etcétera, eTcétEra!!
Elegir significa dejar atrás una o varias ramificaciones que a la vez volvían a abrirse para dar nuevas opciones. Significa desechar, tirar, desaparecer. Significa mover las alas de la mariposa sin posibilidad de volver atrás.
Caos. Exactamente eso esconde. Porque quizás si aquella vez en vez de hacer eso hubiera... ZAS! ol-vi-da-te! Porque todavía no se inventaron las máquinas del tiempo, porque la Tierra sigue siendo Tierra y con un aleteo en Perú se produce un Tifón en China. Efecto Mariposa. Teoría del Caos. Elegir un color. ¿Por qué el celeste, si el naranja y el rojo también son lindos? Y lleva los tres...
Yo quiero llevarme los tres. Pero ojalá tan solo hablara de lápices de colores, y el tiempo fuera infinito, y eso no nos condicionara a tener que ejercer nuestra voluntad de electores y cancelar así miles de millones de oportunidades. Ojalá pudiéramos hacer todo lo que queremos sin tener que elegir, aunque de elecciones se yerga el camino, aunque los cimientos de la mismísima vida estén repletas, y existiera la paz mundial.

¿No es demasiado pedir?


martes, 30 de septiembre de 2008


"Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor de pan un tacto de dedos, una sombra de caballo.
Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann."

Instrucciones para cantar

Julio Cortázar

viernes, 12 de septiembre de 2008

Veinte años.-




...veinte vidas hubiera yo tardado
en contar los lunares de su espalda.*



Con la segunda decena de estreno me robaste un beso y te regalé una flor.
Con la segunda decena, y no docena.
Una flor chiquita, violeta, que a esta altura debe estar marchita.
Veinte... con V de verde, de várice, de vuelco, de volado, de vestido, de varón, de varrilete de vruto, de vida, de veintiuno, veinticinco, veintinueve y casi treinta, y de viejo pero viejos son los trapos.
El tiempo pasa, ¿no? Y vuela, también con V.
Veinte años... ¿quién lo diría? Si ayer nomás parecía tan perfectamente lejano, ¡tan lejanamente perfecto! Si ayer nomás...
Si ayer nomás también estaba llenos de ayeres, de todos los ayeres que los hoy van dejando, y mañanas que se van consumiendo, como madera por el fuego.
Ayer-nomases que se ríen ante nuestro semblante perplejo al darnos cuenta del ritmo incansable con la que las agujas se mueven -mientras la batería aguante- sin tomarse jamás un respiro.
Ayer-nomases que hoy, a tus veinte años, te regalan un suspiro. =)


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Le debo una canción, algunos besos;
le debo estrellas, le debo cuentos.
Le debo mil sonrisas, un sol, una manzana;
le debo una caricia, un cielo y un botón.
Le debo una docena de rosas ya marchitas,
le debo cien monedas, un libro y una flor

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¡Te quiero tanto, viejo!
Felices 20 primaveras =)

non!*

domingo, 24 de agosto de 2008

¿Tiempos de cambio o pedido de auxilio?


Somos treinta y tantas personas distintas.
Algunas contralto, otras tenores; algunas más altas, otras más delgadas.
Somos treinta y tantas voces diferentes que cantan su propia melodía, y sin embargo, cuando se ensamblan (grito, dirección y corrección de por medio) logran que ese manojo de sonidos se vuelva esa unidad llamada música.

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Desde cortarse el flequillo hasta ponerse una bufanda verde y revolver el armario hasta encontrar algo que combine para poder usarla.
Desde estar contentos por el clima templadito hasta tratar de que ese mi salga más limpio, más claro, más etéreo.
Es tiempo de cambio. De renovación.
De mente, de rutina, de rutinas de mentes y dementes, de todo.
Quizás buscar cambiar la imagen es una forma inconciente de escuchar los gritos mudos que el cerebro manda, en pedido de auxilio. Tal vez querer otro color en una camisa es un acallado alarido que exige otro aire, otra forma de ver las cosas, otra perspectiva a la hora de juntarnos en cada ensayo.
Por ahí lo único que necesitamos es revivirnos a nosotros mismos y buscar ser en armonía, buscar que treinta y tantas voces entonen una misma melodía, sin que ninguna suene más que otra o se pierda en el camino.
Buscar encontrarnos en la melodía de cada sábado, de cada ensayo, y poder estar juntos cantando, compartiendo, aprendiendo.
Darle sentido a nuestro nombre, y cuando las cosas se ponen feas, somos pocos o hay tormenta, buscar el sol adentro nuestro,
renacer.

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miércoles, 20 de agosto de 2008

Saludos de cumpleaños

Desde Santa Fé, Martelli, Neuquén, San Isidro, y hasta República Dominicana.

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Gracias!

martes, 12 de agosto de 2008

Diecinueve.


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Me gusta lavar los platos. Mi habitación es un quilombo. Tengo las uñas desparejas. Hoy no me bañé. Adoro mis zapatillas negras agujereadas. Cuando me pongo hiperactiva soy insoportable. Cuando no también. Pinté mis zapatillas de negro porque el azul me hacía acordar al colegio. Uso vincha porque me macheteé el flequillo demasiado corto. Me gusta volar. Tengo flores colgando en la ventana. Desde hace dos meses, ya se deben haber secado. Hoy es mi cumpleaños. No tengo medias puestas. Estudio matemática. No tengo fe ni pasión. Las necesito, porque no me siento nada. Pienso demasiado lento. ¿Pienso? Me gustan los lunares. A veces. Adoro la ropa negra. A veces pienso, digo. Hace mucho que no escribo en el cuaderno naranja. Soy B+. Me gusta dibujar. Quiero donar sangre. Y probar otras técnicas de dibujo. Quiero tiempo para nadar en vacío. Necesito paz.
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A cara lavada, y flequillo largo (te extraño). Con vestido prestado y fondo desordenado, aunque eso es orden si consideramos el promedio. Con las piernas blancas, y el escote corrido, como siempre. Con el pelo revuelto y sonrisa.
Con jeans, zapatillas rotas, camisa salmón y pollera larga, remera ajustada o pollera hindú. Con ojos de gato o cara de perdida, con cara de feliz cumpleaños o de qué-mirás. Con el flequillo de los seis años, o con la raya al medio de los trece, o el pelo en la cara de los quince o el nuevo flequillo de los diecitantos. Con novio, esposo o amante, o los tres juntos, qué más da.
Con lo que sea.
Hasta con paraguas, pollera, campera y ojotas con lluvia fuerte de efectos especiales.
Quizás no sea la mejor foto, quizás no sea la que más me identifique. Soy yo. Esa soy yo. Podría haber sido otra, pero tocó así. Yo no tengo la culpa. Y hoy, como hace cinco días, se cumple un año más de mí. ¡Qué más dá! Será cuestión de ajustarse los cordones y seguir camino.

martes, 5 de agosto de 2008


Y mi todo se recicla, se da vuelta, gira y vuelve a nacer. Diez veces más grande, veinte más chico, a escala o escaleras, descendiendo al cielo, ¿porque qué otra cosa que cielo hay bajo nuestros pies?
Y mi todo se retuerce y agoniza entre el huevo y el arroz del mediodía, se espanta y respinga la nariz por la fritura, y luego se deja vencer una vez más por la rutina, por el lo-de-todos-los-días, por los platos sucios y las cucharas y cuchillos riéndose desde un metal tan frío como mis manos en invierno.
Y mi todo se estira y gime de miedo entre ayeres y porcelana rota, entre olor a humedad y pequeños incendios; revolviendo y cayendo en cajones de utopías y listas y cartas y flores secas, de alergias, de primaveras y estrellas y letras de diario y retazos de colores. En cajones de recuerdos llenos de polvo, estrellas y fractales.

sábado, 26 de julio de 2008

Fe de erratas.

Buscando creer.
Creer en brujas, creer en hadas. Creer en uno, creer en Dios.
Creer en ángeles, creer en cartas. Creer en destinos, creer en fantasmas.
Creer en dragones, diablos, gordos con regalos, creer en la magia.
Creer en la vida, creer en la muerte, en el bing bang, en la gente, en el arte, en milagros.
Creer. Tan sólo creer.
Y sentir que el alma, el espíritu o esa bolsita que tenemos adentro o como quieran llamarlo se llena, se infla y cosquillea, y sonríe, y se ríe y se retuerce de la risa.
Creer. Y sentirnos, por una vez al menos, completamente felices.

"Caminando despacio,pensó en este sentimiento que le llenaba por completo. Razonó hondamente, se dejó deslizar comoa través de unas aguas profundas, dejóse caer hasta el fondo de ese sentimiento, hasta allí dondese encuentran las causas. Creía que comprender las causas era precisamente pensar, y que sólo através de la razón, los sentimientos pueden convertirse en comprensión, es decir, que no sepierden, sino que se transforman en sustancias y empiezan a derramar su contenido."

Siddharta

Herman Hesse

martes, 15 de julio de 2008

Inspiración telegráfica II

Hola. Tanto tiempo. Sí, muy bien, ¿usted?. Me alegro. Prefiero esperar... adiós.

Otra vez se escapó, y manda sus palabras por telegrama. Otra vez... como nueve meses atrás, cuando si bien no se había ido, se excusaba detrás de polisacáridos y presentaciones.
Hoy confieso con un tanto de amargura que la extraño, que espero que vuelva pronto. Llevaba pantalones amarillos y remera violeta a lunares naranjas. Pobrecita, con su bufanda roja y su brújula rota quién sabe a dónde habrá ido a parar...
Sólo telegramas... sólo palabras de espera. Pero aún así, palabras que indican que aún existe.
Quizás sea como las golondrinas... Quizás con la primavera vuelva y los pájaros vuelvan a cantar, y el Sol vuelva a salir.
Quizás el tiempo retroceda y otra vez, como aquella noche, un polisacárido grite en la misma escala que la profesora de bioquímica al día siguiente, pero allí esté ella, su-mi inspiración canturreando en voz bajita cuando se le diera la gana.
Quizás vuelva, y no haga falta una máquina del tiempo para escuchar de vuelta su hermosa voz.
Quizás algún día lea esto, desde quizás París, quizás Oslo, quizás Camberra, quizás... ¡quién sabe! y sepa que la extraño... que no hay nada más bonito que su melodía sonando de madrugada, y su manera tan peculiar de saltar en los charcos.
Quizás tan solo sea como las golondrinas...

lunes, 14 de julio de 2008


Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de la calle en la mesa de luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta.

Historia.

Julio Cortázar

Sobre besos y recuerdos.

Todo rincón de la casa esconde recuerdos. Bueno, por ahí todos no, pero la mente es uno de esos mecanismos que hacen que cuando uno encuentra un rincón sin recuerdo, enseguida se lo inventa.
Cuando de tanto mirar las esquinas las historias empiezan a saltar y bailar por todos lados; y cada vez que vamos a la cocina nos tropezamos con alguno y rompemos algún vaso o plato, uno se cansa, y los levanta del piso y los guarda en el primer lugar que encuentra.
Así se empiezan a desparramar, entre puteada y plato roto. Y así sucede que hasta el más chiquitito recipiente se llena de tierra, de basuritas y de recuerdos.
Si buscásemos en todas las cajitas y cacharritos, esas latitas y lapiceros que dan vueltas por todos lados, encontraríamos minas de lápices, sacapuntas, pelusa, una bolita, una carta de amor de primer grado, pedacitos de uñas, el documento, el anillo de la abuela, la tapita de ese arito, miles de lapiceras sin tinta, la pulserita de tu mejor amiga (de Ana, la de sexto grado) y el pañuelito ese que te regaló Matías. Y entre todas esas cosas, migajas de momentos que se te juntan y rejuntan en la mente, y todos esos pedacitos de historia que empiezan a caer en picada contra nuestros cerebros.
Ordenar, entonces, es tarea difícil. A cada rato te salta un recuerdo por donde menos lo esperás. Es que son así. Se quedan agazapados esperando el momento de más debilidad para atacar.
Te sorprenden cuando, después de sacarle la tierra a ese libro para leer el título, al abrir en una página cualquiera el aire se llena de fragancia de rosa; cuando en aquel cajón de cosas viejas y olvidadas con sabor amargo encontrás un pedacito de cielo; cuando la inspiración ataca eligiendo la peor hora, produciendo el insomnio y alterando los sueños; cuando entre confesiones, descripciones y mates dulces, hasta los besos más extravagantes que uno guarda salen a dar un paseo.
Y sin querer queriendo, una lágrima de polvo recorre tu mejilla.

jueves, 10 de julio de 2008

Sobre gatos, ideas y diseño gráfico.

Fugaz idea, que llegó para quedarse. Al menos por un tiempo.
¿Quién diría que la decisión iba a tomarse un jueves de insomnio a las tres de la mañana? Pues bien, por el momento, se arraigó bastante. Hizo cuevita. Como los gatos, cuando se suben a la falda de uno en busca de caricias. Ronronea, está bastante a gusto.
Las ideas tienen esa manera también tan peculiar de acurrucarse. Se filtran hasta por la rendija más chiquita de la casa, y cuando vos menos te lo esperás, en el momento en que acercás las manos a la estufa para que se pase el principio de congelamiento en los dedos, ¡zás! ahí te saltan las guachas. Y te miman y se refriegan tanto que te da lástima echarlas.
Hasta que empiezan a dormir en tu cama. De repente, un día, de la nada, se te aparece durmiendo entre las sábanas (obviamente, desacomodadas). El primer impulso es rajarla a patadas. Pero después la mirás un poco mejor, y está tan acomodadita, tan dulce... que te enternecés. Igual que con los gatos.
Y entonces las ideas-gato al escucharte, se despiertan, se estiran, dan un giro y se ponen panza para arriba, y vos no podés evitar una caricia. Es que te pueden.
Y así, con su dulce ronroneo engañoso y apelativo, la idea-gato se fue metiendo de a poquito, sin decir nada, hasta que la descubrí hoy a la madrugada. Bien podría haber sido un miércoles a la tarde, o un sábado a la mañana. Pero fue un jueves por la madrugada.
¿Y qué? ¿O me van a decir que a ustedes nunca se les ocurrió, así de la nada, así como un gato, un martes o un viernes o un domingo cuando las ideas bajan por toboganes, estudiar diseño gráfico?

miércoles, 9 de julio de 2008

Feriado de ánimo.

Hace 192 años el Virreynato del Río de la Plata se disolvía, y las Provincias Unidas de Sud-América declaraban su independencia de España.
Hoy, a casi doscientos años, poco se recuerda de la lucha de tanta gente por ese objetivo común. Uno se acuerda más de la nieve del año pasado que de por qué hoy se quedó en su casa.

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Extraño día, es cierto. La atmósfera se hace de piedra y se desploma sobre el ánimo. Él, pobrecito, se retuerce tratando de salir, pero pesa mucho. Conclusión: el ánimo por el piso.
Será que en los feriados uno se pone a pensar (no, no digo que uno se ponga a pensar solo en los feriados, la frase sigue) más acerca de uno, de a dónde está yendo, de qué quiere de la vida, de cuáles son sus objetivos y qué tan cerca (o no) está de cumplirlos. Será sencillamente que uno tiene un poco de tiempo para pensar en uno, y ahí aprovechamos para darnos con un caño...
No sé. Será que nosotros también necesitamos un feriado en el ánimo.

martes, 8 de julio de 2008

El elefante y la hormiga.

-Sí, un elefante ocupa mucho espacio, -dice mientras toma el último sorbo de chocolatada- pero bien que nunca lo viste escondido detrás de una flor. ¿Viste qué bien se esconde?
Una vez más, la enana se salía con la suya. Pero las cosas no iban a quedar así...
-La verdad, tenés razón... ¿Pero sabías que a pesar de que son grandootes, grandotes, pueden tener ideas grandes o chiquititas? - Los ojazos se le abrieron de repente, como buscando una respuesta rápida, pero por el momento parecía que el triunfo era mío. - Los elefantes, como dice el cuento, a veces tienen ideas a lo elefante...
-Claro... ideas a lo graaaande! De esas que si se le caen, aplastan a alguien. - La verdad, a veces me daban ganas de saber qué era lo que le pasaba por esa cabecita rubia que quería saberlo todo.-
-Sí... pero otras veces tienen ideas del tamaño de una hormiga. ¿Y sabías que las hormigas también pueden tener ideas del tamaño de un elefante?
-...- Misteriosamente, había conseguido atrapar su atención, al menos momentáneamente, y una vez más me miraba sin intentar contestar.-
-Una hormiguita como vos. Pensó que el cielo por ahí no era celeste, sino que todos pensaban que era celeste porque a alguien se le ocurrió ponerle "celeste". Pensó que las estrellas, cuando se caen, cumplen un deseo para quien las esté mirando. Pensó que con paciencia hasta se puede alcanzar la hoja más alta de un árbol más alto. Todo eso pensó en menos de un segundo la hormiguita.
-¿Todo eso? - Sus cinco añitos descubrían el mundo de una manera fantástica, y esas cosas le encantaban.-
-Todo eso, y mucho más. Y mientras el elefante pensaba en lo chiquitita que era la hormiguita que estaba haciéndole sombra con sus ideas; desde el piso, la hormiga-nena pensó que así como el sol se puede tapar con una mano, un elefante ocupa mucho espacio, pero si quiere esconderse, nunca hay nada mejor que pensar una flor de idea. Y viste, tenías razón. ¿Viste qué bien se esconden?
Por ahí cuando crezca, mi hormiguita se haga reina, y tan reina que su sombrita, aunque chiquita, sea una de las flores más bonitas de la Tierra.



"Que un elefante ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que Víctor, un elefante de circo, se decidió una vez a pensar "en elefante", esto es, a tener una idea tan enorme como su cuerpo... ah... eso algunos no lo saben, y por eso se los cuento."

Un elefante ocupa mucho espacio.

Elsa Bornemann
"El libro decía: "Las serpientes boas tragan sus presas enteras, sin masticarlas. Luego no pueden moverse y duermen durante los seis meses de la digestión."
Reflexioné mucho entonces sobre las aventuras de la selva y, a mi vez, logre trazar con un lápiz de color mi primer dibujo.
Mostré mi obra maestra a las personas grandes y les pregunté si mi dibujo les asustaba.
Me contestaron: "¿Por qué habría de asustar un sombrero?"
Mi dibujo no representaba un sombrero. Representaba una serpiente boa que digería un elefante."

El Principito

Antoine de Saint-Exupéry

lunes, 7 de julio de 2008

Persiguiendo domingos.

Perseguir la sombra de un domingo, buscando sentir que te amo con solo mirar el techo.
Extraño es perseguir un domingo. Los domingos corren rápido, y así como llegan, se van. Intentar alcanzarlos es como correr una estrella fugaz. Y las estrellas fugaces van rápido...
Quizás buscar sentir ese domingo es como buscar volver el tiempo atrás, en donde cada pedacito de momento tiene su único lugar, como un rompecabezas de recuerdos.
Quizás sea que la forma de esa pieza no encaje en ningún otro lugar; y en vano es intentar meterla por la fuerza en la casilla de ayer, de hoy o de mañana.
Quizás sea porque hace casi un año te apareciste de la nada, con una docena de facturas, sin un motivo, por primera vez.
Quizás sea porque el techo todavía tenía polvo de estrellas, y con nuestras risas cayeron los últimos poquititos que estaban pegados a los muebles.
Quizás porque en ese instante anda a saber que pensabas, y de repente cotejando datos llegaste a la conclusion de que sí me querías más que lo normal.
Quizás por todo eso - o quizás no - intentar perseguir ese domingo es como emprender un viaje que sabés que nunca va a llegar a destino.

domingo, 6 de julio de 2008

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
suelta a tu canario que quiere volar.
Yo soy tu canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes
ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula, que quiero escapar;
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más.
Hombre pequeñito
Alfonsina Storni

Sobre jaulas, historias e hipocresía.

...ábreme la jaula que quiero volar.

Como en los relatos que parecen extraordinarios, aquellos en los que se envuelve a alguien en una niebla de ficción y se la espesa hasta el punto en que se termina convirtiendo en la realidad misma, el aire se hace cada vez más denso, como si una fina capa de humo afisxiara el ambiente y entrara a los pulmones sin ningún filtro.
No me gusta, no me gusta, no me gusta. Me ahogo, me cuesta respirar; apenas de un hilo de cordura cuelgan mis ganas de estallar.
¿La hipocresía es contagiosa?

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Se respira en el aire el silencio. Se observan en los rostros la mentira.
Como describe Accame, en Venecia; Casona, entre ilusiones, jacarandáes y ojos color avellana; Cortázar, con cartas, firmas y viajes de trabajo.

Como los pájaros... que por haber vivido siempre en una jaula, no saben lo bonito que es volar.

martes, 24 de junio de 2008

Preludio de invierno

"Los días empiezan a ser más largos", dijiste, y de repente mi mente cayó en que ese día empezaba el invierno. Hubiera jurado que ya estábamos bien adentrados en la estación del frío; pero una vez más habría estado equivocada.
Después de medio otoño lleno de sequía y de hojas desparramadas por el viento, llegó la lluvia, al principio esporádica y fugaz, y luego más tormentosa y fría, que fue marcando el preludio de invierno en sol menor. Después de días templados cortados bruscamente por otros de frío intenso, llegamos al equinoccio de junio en nuestra tierra, que nos anuncia que si esto nos parecía mucho, todavía puede ser peor.
¿Qué nos espera de este invierno, cuántas camperas tendremos que guardar en el placard?
Quizás a mitad de agosto empiecen los vientos templados, y la primavera anuncie su llegada antes de tiempo.
Quizás un día te despiertes y al mirar por la ventana -luego de limpiar el vidrio empañado- descubras que lo que el día anterior era una calle, ahora toma forma de río caudaloso.
Quizás, otra vez, como en el julio pasado, la nieve se corra de territorio y nos envuelva en un blanco hálito helado sin necesidad de viajar hacia ciudades del sur.
Quizás sí, y quizás no; queda entonces esperar la primavera...


-Y eran sus palabras tan tristes, que parecían tiritar por el invierno...-

viernes, 20 de junio de 2008


"Él tenía debilidad por las cosas agrestes, alborotadas, en cierto sentido caóticas, como las altas montañas, los viejos robles y el pelo de Aliena."

Los Pilares de la Tierra

Ken Follett

Sobre belleza y perfección

Para algunos, la perfección es como una recta, que si no es trazada con regla deja de serlo así.
Para otros, la perfección es la repetición, la reflexión de los colores en forma de fractal.
Para algunos otros, la gracia reside en cómo, a pesar de que cada fragmento es caótico y desordenado, en conjunto parecen completar esa armonía etérea; en cómo la belleza se deja ver en cada una de las vueltas de una nube; en la manera en la que los cabellos enmarañados atrapan estrellas.

jueves, 19 de junio de 2008


"Aunque sueñen muy pocos sueños imposibles, es frecuente que Virgo presente un rasgo incongruente: parece un fascinante soñador, como si estuviera envuelto en ese mismo arco iris en el cual su mentalidad lógica se niega a creer."

Los signos del Zodíaco y su carácter

Linda Goodman

Incoherencias

¿Puede, acaso, hasta el ser más frío y calculador que exista, no caer en el encanto al imaginar cómo sería caminar bajo la lluvia, tarareando una canción y sin preocuparse por llegar a ningún lado?
-
A veces los cuentos sí tienen un final, a veces los sueños sí se hacen realidad.
Otras, el viento y los minutos hacen que la trama se disuelva y, con el tiempo, se vuelvan tierra.
¿Qué más lindo que luchar porque algún día la amarilla realidad se tiña de sueño, y buscar que nuestra vida sea lo más valioso y hermoso que existe?
¿Qué más lindo que encontrar (abajo de un libro, en un lapicero o en un cajón) a la felicidad?

miércoles, 18 de junio de 2008


"Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico."

Rayuela

Julio Cortázar

Sobre caos y costumbres.

Recuperar, leyendo Rayuela, el caos, esa sensación de anti-rutina que cosquillea la sangre y arranca una sonrisa. Esa aparente libertad que impregna los momentos de un perfume tan fuerte que entra a los pulmones y se queda ahí por un largo rato, por no decir por toda la vida. Esa armonía en la que todo es posible, en la que hasta el detalle más premeditado es casualidad si uno lo imagina. Esa caótica estabilidad en la que, poco a poco, fui encontrando la felicidad.

"El desorden en que vivíamos, es decir, el orden en que un bidé se va convirtiendo por obra natural y paulatina en discoteca y archivo de correspondencia por contestar, me parecía una disciplina necesaria aunque no quería decírselo a la Maga."

¡Cómo añoro esos momentos, como me gustaría compartirlos ahora! Recuperar esa libertad condicionada que me gusta tanto.
Tirar la rutina por la ventana y despertarse con ganas de vivir, con ganas de recorrer un nuevo camino, y no el de todos los días.
Cambiar... ser juntos...

Cómo me gustaría...

domingo, 15 de junio de 2008

"Alicia solía darse muy buenos consejos, aunque también es verdad que rara vez los seguía. A veces se regañaba tanto que acababan saltándosele las lágrimas, y en una ocasión en la que ella misma se hacía trampas jugando en solitario una partida de croquet recordaba haberse dado de cachetazos en las orejas."

Alicia en el País de las Maravillas

Lewis Carrol

Verdes verdades.

Un fragmento realmente excelente. ¿A quién no le vendría bien dejar de dar vueltas un rato, sentarse en el sillón y escucharse?
Que tire la primera piedra quien nunca contrarió a la voz de su conciencia...

(por cierto... ¿el verde es el color de la verdad?)

sábado, 14 de junio de 2008


"Si amas una flor que se encuentra en una estrella, es agradable mirar el cielo por la noche. Todas las estrellas están florecidas."


El Principito

Antoine de Saint-Exupéry

De flores y estrellas.

Y pensar que cada vez que cae una estrella, pensás en mí.
Y pedir un deseo cargado de azúcar.
Y luchar por una locura que jamás se llegaría a cumplir.
Y soñar que todas las rosas son blancas, sólo para llevarte la contra.

...retazos de pasado, cubiertos con el polvo del tiempo, pero a la vez, el polvo de estrella, de ese que si se te cae encima te hace sonreir.

domingo, 1 de junio de 2008

Sobre ajedrez, mates y rutina.

Responsabilidad. Trabajo. Tomar las riendas. Elegir destino. Estudio. Amigos. Familia. Más familia. ¿Hijos?. (De fondo, sonido a vidrio roto seguido por estridentísimo grito al estilo película de terror.)

Puf. La gente crece, y nos volvemos asquerosamente grandes. Digo asquerosamente, pero no es tan así... Lo que pasa es que molesta, duele que de repente tenés toda la vida por delante, estás jugando a la maestra, a pisar hojas secas o a correr carreras de bicicletas en la barranca y de repente crecés, te estirás de golpe, como un zapato nuevo, y, como exactamente un zapato nuevo, no te podés desestirar.

Es chocante darte cuenta que mientras vos pensabas que el tiempo no pasaba nunca, cada vez te vas alejando más y más de la tierna infancia, y que por cada segundo que pasa te vas adentrando más en una especie de maraña selvática que te permite avanzar, pero nunca retroceder. Como si fuésemos peones en un tablero infinito de tiempo, peones destinados a darle para adelante, sin ninguna certeza de si vamos a tomar al paso, si vamos a perecer en el camino o si coronamos en dama, torre, caballo o alfil.

De golpe y porrazo el tiempo parece pasarse de nada entre viajes, clases, más viajes y horarios desencontrados, y lo que antes eran interminables mañanas, tardes y noches compartidas hoy son esporádicos ratos en los que la fugaz benevolencia de la rutina deja un espacio para volver a ver a aquellas personas tan queridas. De repente te encontrás tomando mates con tostadas y charlando de la vida de esa manera que antes veías tan peculiar, tan extraña, tan innecesaria, ya que podías aprovechar el tiempo de tantísimas maneras mucho más divertidas. Te das cuenta que el gusto del mate no te resulta tan fuerte como antes, y que te parecés a los grandes cuando se toman dos pavas seguidas, hazaña que antes te parecía imposible de cumplir en carne propia.

Y bueno, será la vida. C'est la vie. Quizás será cuestión de acostumbrarse a un nuevo ritmo, a armarse de coraje y darle para adelante con ganas. Quizás sea que es lo que tenemos que seguir para marcar nuestro caminito y llegar a lo que queremos de nosotros. Quizás no exista un País de Nunca Jamás al que podamos escaparnos y quedarnos chiquitos para siempre, quizás sea que no hay manera de escapar al aparente caos de la responsabilidad.

Quizás, después de todo, los mates no sean tan amargos...

sábado, 31 de mayo de 2008

Sobre olas, bolsillos y pasado

Y dejarse llevar... como grano de arena mezclado con sal.
Y dejarse llevar... como una botella en esa inmensidad.
Y dejarse llevar por su mar.

Es esa calma, esa quietud, ese vaivén, la confusión.
Es el saber que ese sabor no te hace bien,
Ese sabor a lágrimas...
Ese maldito sabor a soledad que se te mete en los huesos y no te deja en paz.
Que te llena de vacío el pecho, que como azúcar se resbala entre tus manos dejando el agridulce aroma tristón a recuerdo, esa certeza de que nada volverá. Esa tristeza que se anuda en tu garganta, y te impide respirar.

Es revolver en la cajita de recuerdos, y no encontrar ninguno que te haga sonreír.
Es revolver en los bolsillos del olvido, y no poder salir.

Es confusión, es agonía,
Es soledad, es poesía,
es el recuerdo de lo que duele olvidar.

Es manantial de hipocresía,
es enterrar una utopía,
todo eso es en esta fría realidad.

jueves, 15 de mayo de 2008

Sobre edades, historias y futuro.

"Y el día de mañana, cuando la tersura de tu quinceañera piel se haya perdido, dejándole el lugar a esos primeros imperceptibles surcos que más tarde, como el río que va corriendo y en su carrera va formando su cauce, se volverán más profundos, evidenciando así el paso de los años, te darás cuenta de cuán rápido agita sus alas el tiempo, dejándonos nada más que la suave brisa como evidencia de su paso. [...]"

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*

Hoy, más cerca de los veinte que de los quince, me recorre un escalofrío cuando pienso en lo lejano que me parecía todo esto. Hoy, tan lejos de aquel tiempo de muñecas y rosados en todos los matices, me sonrío al verme al espejo y compararme con aquella que quería ser. Hoy miro en el cuaderno de recuerdos y me encuentro, y me entiendo, y me vuelvo a entender, y me recuerdo y siento como si fuera ayer. Y el tiempo pasa...
Entre palabras sueltas, dibujos y pensamientos encuentro proyecciones imaginarias de un posible futuro que, a medida que corrían los años, se iban renovando, adelantándose una vez alcanzada en la realidad esa edad que parecía lejana, distante e imposible de alcanzar. Y, entre trazos inicialmente animescos pero cada vez más libres y propios, el reflejo de esos quiero ser en historietas, en pilas y pilas de papeles con muchísimas historias y poquísimos finales.

Y sí. A los ocho, la edad perfecta eran los doce, edad de travesuras, de planes secretas y aventuras asombrosas.
A los once, se corría a los catorce, en donde decir "veinte" era una aberración a la imaginación de la época.
A los trece, no había edad más hermosa que los quince, llena de encuentros y desencuentros, de aventuras, amistades y amores puros que, por más que parecieran imposibles, tarde o temprano -viajes por el mundo, por el tiempo o por universos paralelos de por medio- nacían, vivían, se reproducían, comían perdices y jamás pero jamás morían.
Una vez pasada la línea imaginaria de la famosísima edad del pavo, llegando a la dulzura de los dieciséis y al ligero sabor amargo de los diecisiete las historietas empezaron a escasear cada vez más -historias realistas mezcladas con tiempo, universidades, estudio y casualidades extrañamente dispuestas bajo quién sabe qué regla lógica- y a medida que la conciencia se encargaba de considerar que las dos decenas estaban más cerca de lo que parecía, un mundo nuevo surgía y una nueva forma de concebir lo que vendría.
Una realidad mezclada con sueño que solo mi cabeza podía articular y entender. Una realidad incontable que probablemente fuera menos coherente que un texto argumentativo de mi autoría. Una proyección cada vez más cercana a lo que podía llegar a ser, pero sin dejar de lado la magia de un buen recuerdo.

Y así es que hoy, a los casi diecinueve, entre números combinatorios, divisores, matrices y una realidad casi distorsionada por el aislamiento resurge esa porción de historia, expectativa, esperanza y demáses, de proyectos y quieros ser que aunque parezcan lejanos y distantes, estuvieron e implícitamente están; porque sin ellos -y más que nada por el agraciado efecto mariposa- lo que fue jamás hubiera sido, y el ahora sería completamente diferente. Tal vez ahora estaría siguiendo abogacía, estudiando comercio exterior o haciendo un profesorado de educación física. O tal vez no, y de una u otra manera, todos los caminos efectivamente conducen a Roma.




domingo, 4 de mayo de 2008

Sobre botellas, cristales y realidades



Dicen. Dicen que dicen.
Dicen que los ombúes tienen sentimientos.
Dicen que las cortinas no ocultan el sol.
Dicen que la felicidad puede expresarse en fórmulas matemáticas.
Dicen que el color naranja da seguridad.
Dicen. Dicen que dicen.

Dicen que las personas somos como mensajes en botellas, naufragando por el mar.
¿Será verdad?

Imaginate... (sí, imaginate, leíste bien) que tuviéramos cada uno una botellita, y que a la vez estuviéramos nosotros adentro.
Que, tapada con un corcho, nos aislara, nos separara, nos protegiera, si así quisiéramos verlo, de la realidad. Y sólo a través de ese cristal pudiéramos contemplarla e intentar comprenderla.

Ahora bien, ninguna botella es igual a las demás (Algunas más grandes, otras más chicas. Algunas de cristal más grueso, otras más finas. Algunas verdes, otras celestes, otras amarillas; frágiles, curvadas, angulosas, retorcidas.) y a través de cada cristal, el afuera se deforma, se tiñe de verde, se estira, se disuelve. La realidad se adapta a los diferentes colores, a las diferentes texturas, a los diferentes cristales, y cada uno de nosotros vemos la realidad a través de nuestra botella, de nuestro cristal. La vemos con nuestro color, y de ese color vemos cada porción de nuestra vida.

Las ideas nacen verdes, las ideas nacen azules, las ideas nacen del color de la botella, y, cuando, por ejemplo, porque estamos tristes, el corcho se hincha y la botella se traba, no salen, sino que, encerradas, rebotan, y se quedan flotando en esa atmósfera personal cada vez más concentrada. Y cuando estamos tristes o cuando tenemos un problema, estamos tan encerrados en esa botella que las ideas se chocan contra el vidrio y se empiezan a condensar... y el vapor, cada vez más espeso, impide que veamos la realidad con los colores de nuestra botella. Y quizás, aunque la solución sea simple no podemos verla gracias a la niebla de tristeza que empañan los cristales de la botella.

Pero a veces, cuando alguien nos cuenta su realidad, o nuestra realidad teñida de otro color, las ideas comienzan a fluir cada vez más rápido, y de tantas vibraciones, de tantos choques y tanta presión, el corcho se destapa, el vapor sale y el vidrio se desempaña, y la realidad, gracias a esa otra realidad, retorna a su color habitual, y ese problema que era tan problema y tan complicado de resolver deja de ser problema y se transforma en solución, quizás, inclusive, por el mero hecho de que nunca había sido más que realidad empañada por la tristeza.
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...del 22/12/07, pero todavía sigo sosteniendo esta teoría =)

viernes, 2 de mayo de 2008

Sobre combinaciones y sombras

Entre pasadizos de números capicúas, combinaciones de personas que van a un teatro y les agarra fobia a sentarse al lado de alguien de su mismo sexo y amigos que se juntan a comer un asado y no tienen mejor idea que ponerse a ver de cuántas maneras se pueden sentar alrededor de una mesa redonda, me pierdo, me canso, me derrito de aburrimiento y escribo.
Quizás lo peor de todo (o, entre nos, "lo más pior") es que en el parcial más que personas que van a un teatro o amigos que se juntan a cenar va a haber conjuntos A y B inyectivos, biyectivos, triyectivos, sobreyectivos, ayectivos, anteyectivos, bajoyectivos, conyectivos o lo que sea, y todos los ejercicios sobre juegos de azar, cartas, ruletas, bolilleros, billetes de quiniela o prode, dados y todos los etcéteras posibles se van a quedar en el cuaderno, intactos, matándose de risa.

Es así, no hay vuelta que darle. O te amigás con las funciones loquesea-yectivas, o te vas a arquitectura o abogacía.

Yo me voy al IUNA.

Pero daaale, ¿qué te cuesta intentar entenderlas?

Está bien... un ejercicio más. Después de todo no son tantos...

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Y una vez más, ella se dejó llevar por la molesta y estridente voz de su conciencia.

martes, 29 de abril de 2008

Depresión de invierno

Y ese frío que carcome los huesos, como si no bastara que el viento de la desesperanza deshilache por dentro lo poco que queda de recuerdos felices.
Vacío, hueco que se llena de humo, de la helada sensación de ir caminando descalzo por la nieve, quemándose, irónicamente, por el frío.
Entre las ruinas de lo que alguna vez fue un corazòn lleno de esperanzas e ilusiones, la realidad, triunfante, con cada vez más detalles hirientes, proclamándose vencedora y marcando territorio con su espada de palabras y pasado, clavándola aún más profundo y desgarrando lo poco que queda de su oponente.
El último suspiro de un pretérito casi perfecto, en donde la imperfección nace y se retuerce, y se vuelve cada vez más grande al seguir reviviendo cada recuerdo, viendo ahora con los ojos despejados lo que antaño parecía diferente, viendo ahora con claridad que no todo era como parecía ser, o como quería que pareciera ser.
Recuerdicidio, asesinato colectivo de pasado, de lo que alguna vez quiso ser una especie exótica de realidad, absurdamente camuflada.
Yo soñaba, vos soñabas, él soñaba, nosotros soñábamos, ustedes soñaban, ellos sueñan. Pretérito imperfecto, eso es. Nada más que eso. Retazos tijereteados a mano de lo que alguna vez pudo ser. O quizás no, y eso es tan sólo otra ilusión.
Otra vez el vacío, otra vez desgarrado. Que muera de una vez y para siempre algo que nunca existió.
Que de una vez por todas se borren las palabras, los recuerdos, los momentos, las risas y sonrisas ficticias, irreales, porque de nada valieron.
Y ya nada queda en el campo de batalla, nada más que soledad... Y ese frío que carcome los huesos.

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Pretérito imperfecto rondando por los aires,
pretéritos perfectos que nunca osaron ser.
¡Ojalá fuera posible, y no fuera tan tarde
y las conjugaciones soñaran otra vez!

¿Quién camina en terrenos alérgicos de risa,
y olvida por completo que el tiempo lleva prisa?
¿Quién duerme en la apacible ternura del invierno
si afuera se retuerce moribundo el recuerdo?


Otra vez el vacío, otra vez desgarrado
el extraño e hipócrita fantasma de pasado.


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martes, 15 de abril de 2008

Exactas con Humor


Aunque sea mucho más fácil hacer humor con las cosas malas, no hay nada más lindo que reirse de los errores, o largar una carjada cuando en realidad deberíamos llorar.
Como dijo Daniel Paz, es mucho más fácil hacer humor en épocas de crisis que de prosperidad.

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El lunes 14 de abril, mientras mi mejor amigo (hasta el sábado pasado por lo menos =P) cumplía años, el aula magna del Pabellón I de Exactas hervía de gente. ¿La razón? No... ningún profesor estaba al frente del aula. Eran Daniel Paz, Carlos Núñez Cortés y Daniel Ravinovich, que fueron invitados a una charla por la secretaría de Extensión, Graduados y Bienestar -o, entre nos, Secretaría de Extensión.- ¿El tema? La historia de la UBA, vista desde la mirada del humor, y un recorrido variado que fue desde las palabras y sus juegos y manejos hasta las ciencias.
"Creo que, en su búsqueda por comprender el universo, el ser humano consiguió dos grandes logros: la ciencia y el humor. Yo estoy en el bando del humor, pero conservo un gran amor por la ciencia." dijo Daniel Paz, después de hablar de la pólvora y su fascinación de chico por construir algo que explotara y, en segundo lugar, que volara. Y que explotara.

Daniel Rabinovich leyó una especie de discurso en tono reflexivo, reflejando, bajo su punto de vista, la fea realidad que estamos viviendo, pero dando la esperanza de que esto puede estar mejor. Pese a que ningún chiste tenía en sus palabras, propuso, frente a la realidad que pintaba, soñar con una sociedad distinta, en que no se intentaran eliminar las diferencias, sino que se respetaran, y que, junto a todos, volviéramos a ser el faro de América.

Después del aplauso, Carlos Núñez Cortés se hizo cargo con un "Ahora me toca a mí divertirlos después del choclo de Daniel". Carlos estudió en Exactas, y en siete años se recibió de Químico. Si bien podría seguir escribiendo, les transcribo sus propias palabras.
"Siempre tuve una clarísima vocación por la química, pero cultivaba otras cosas que por una razón o por otra me fueron desviando de lo que yo pensaba que iba a ser mi vida. Pero bueno, se me cruzó Les Luthiers y terminé, en lugar de químico, siendo payaso."
"No me arrepiento en absoluto de la cantidad de libros que me tuve que tragar, de la conjetura de Bolzano y de todas esas cosas que se supone que hubieran servido aunque sea para conseguir novia.
Yo les sugería a mis compañeros de estudio que utilizáramos reglas mnemotécnicas. En química había mucho de eso, pero en matemática había poco, entonces se me ocurrió ponerle música a los enunciados o a los teoremas más complicados, y el de Bolzano era uno de ellos. Le puse música, y años más tarde se las canté a mis compañeros de Les Luthiers... y me miraron con una cara muy seria. El asunto es que mis compañeros habían llegado, a lo sumo, al teorema de Pitágoras..."


Después de discernir sobre palabras, juegos, y demases, Daniel contó que a Carlos le dicen "El loco", y que, como además de loco es científico, es el científico loco.
Linda manera de reirse al escucharlo contar cómo hizo saltar los disyuntores en un hotel de Barcelona, cuando quería enchufar un cepillo de dientes eléctrico de 220 en una corriente de 110, y dio vuelta la corriente, y como saltaba la térmica le salió el científico de adentro y supuso que la térmica estaba mal calibrada, y para solucionar esto la trabó con una percha doblada en forma de cuña... para que después de escuchar una explosión en el closet preguntara, como debería haber hecho al principio, qué tipo de corriente tenían.

La verdad, excelente.

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sábado, 29 de marzo de 2008

Cuidado, destino en construcción. (Posibles derrumbes)*


¿Cuántas veces me reí de mi hermana, cuando dice "yo no voy a seguir la facultad, porque no me gusta estudiar", sin ninguna respuesta a la eventual "¿y entonces qué vas a hacer de tu vida"?
Muchas, definitivamente.
Hoy, como tantos de nosotros, los que apenas terminamos la dulce secundaria el año pasado, es apenas el comienzo de un largo camino. ¿Largo, dije? Sí... Como cinco años de carrera (¡y con suerte!). Y considerando toda la responsabilidad (sí, responsabilidad dije.) que esto implica, muchas veces (cuando la clase se pone tediosa, cuando un trámite implica recorrer tres veces de punta a punta dos pisos de uno de los pabellones de Ciudad, cuando el colectivo viene hasta las manos, por citar algunos ejemplos) me pregunto cuán errada está mi hermana al tener desde ahora (cuando todavía le quedan seis dulces años de descanso) ese tipo de inquietudes.
Claro está, esta idea me arranca una sonrisa, aunque sea de prepo, e inmediatamente después, la rutina de dibujar los márgenes esperando que la clase retome lo interesante, de preguntar miles y miles de veces lo mismo hasta que me den una solución y de paso, hacer ejercicio, o, inclusive, empujar un poco más entre el puñado de gente para poder agarrarme de algún lado y no perecer en el intento de construir mi futuro.
Porque en definitiva es eso: futuro. Futuro, y más futuro. Y en eso consiste la vida, ¿o no?
Planes, muchos planes, pero difícil. No queda otra, entonces, que buscar nuestro papel, nuestra identidad, y darle para adelante.
C'est le vie...
Por lo pronto, mi lugar está acá, y de acá no me muevo (hasta nuevo aviso).

Párrafos aparte

Vuelvo, después de quién sabe cuánto tiempo, a un paraje olvidado de lo que alguna vez proyecté hacer.
Cambiaron muchas cosas, como siempre. ¿O como no tan siempre?
Es época de cambios... es época de planteos, replanteos y recontraplanteos, tiempo de experimentar, de probar, de equivocarnos y volver a intentar. De buscar. De intentar encontrar un lugar, un huequito en un mundo que va a mil por hora, un espacio en donde nos sintamos bien, en donde seamos felices.
Empieza a tomar sentido el "todo vale", y empezamos a entender mejor el significado de la palabra responsabilidad.
Y sí... Después de todo, algún día iba a empezar el camino a esa meta implícita desde siempre, pero que parecía tan lejana e inalcanzable.
Tarde o temprano, todos aprendemos a hacernos grandes.