no me puedo concentrar.
me dijiste que no te eche la culpa, es verdad. pero es (casi) tuya.
esperás al final de cada palabra para interrumpir cada oración de mi lectura, para hacerla ininteligible, para desordenar lo poco que podía quedar armado en mi ya despeluchado cerebro.
completás cada frase teórica con la aleatoriedad de alguna fracción de segundo de recuerdo.
"... creó nuevos y diferentes problemas para que los resolviera la linealidad, como dinámica, función, tus ojos, estructura, organismo, una risa, tus dientes, revolución, etcétera etcétera tus manos etcétera"
vuelvo una y otra vez a la oración, pero siempre estás ahí mechado.
no puedo leer. tampoco leerte.
qué voy a hacer conmigo.
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