otra vez este malestar
en el que te instalás en mi cabeza,
como una melodía pegadiza,
como miel, como resina de pino.
otra vez este desamor,
en el que tu mirada fría se me clava
en la memoria, enseñándome
lo tosco y contundente del rechazo.
Tus ásperas aristas de gato esquivo,
arisco, reticente a las caricias,
se me clavan en los flancos con palabras,
gestos, ojos penetrantes y concisos
que no dejan más espacio a la ilusión
y desarman y destruyen a su paso
cada ápice de acuerdo compartido,
y retornan a su gélido e indómito
ser hermoso, blanco, enrevesado,
que me observa, del abismo, al otro lado.
otra vez esta sensación
intensa de quererte
para luego desquererte,
como una canción lejana y suave
hermosa, familiar y conocida,
pero que lentamente se atenúa
y se apaga, y se extingue
como si fuese un último suspiro.
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