Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

martes, 5 de agosto de 2008


Y mi todo se recicla, se da vuelta, gira y vuelve a nacer. Diez veces más grande, veinte más chico, a escala o escaleras, descendiendo al cielo, ¿porque qué otra cosa que cielo hay bajo nuestros pies?
Y mi todo se retuerce y agoniza entre el huevo y el arroz del mediodía, se espanta y respinga la nariz por la fritura, y luego se deja vencer una vez más por la rutina, por el lo-de-todos-los-días, por los platos sucios y las cucharas y cuchillos riéndose desde un metal tan frío como mis manos en invierno.
Y mi todo se estira y gime de miedo entre ayeres y porcelana rota, entre olor a humedad y pequeños incendios; revolviendo y cayendo en cajones de utopías y listas y cartas y flores secas, de alergias, de primaveras y estrellas y letras de diario y retazos de colores. En cajones de recuerdos llenos de polvo, estrellas y fractales.

No hay comentarios.: