Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

martes, 14 de abril de 2009

Zancos y suecos

Hacer lo imposible por no deshacerme en lágrimas en el aeropuerto, pero sentir que la más mínima brisita me iba a derretir como un cubito en Ecuador;
querer hacer lo imposible porque no se vaya, pero dejarlo irse sin arañarle la ropa;
abrazarlo fuerte, reteniéndolo, pero aún así soltarle la mano aunque no quisiera;
sentir que toda la angustia bajaba cuando entraba al túnel largo, pero tragarme las ganas de correr atrás de él.

Pero a la vez, querer que el tiempo le pase lo más lento posible;
detestar las cuentas regresivas y saber que falta MENOS para que vuelva;
estar bien porque va a ver cosas nuevas, países distintos, gente diferente.

¿Quién me entiende? Yo.

Sólo deseo que no pase (mucho) frío, que no muera de inanición y, fundamentalmente, ¡que vuelva!


=)

Mi rubio sueco, ¡ay!
¡Yo lo quiero TANTO!

1 comentario:

BESSIE CERÓN dijo...

ah envidio el amor bonito
y luego lo aplaudo