no siempre todo es lo que aparenta,
y aunque se vea calma la corriente
y el viento casi apenas que se se siente,
en las profundidades la tormenta
se gesta, y desde adentro se alborota,
y como un vaso lleno gota a gota,
se derrumba la estructura en cualquier pifie
sabiendo, muy adentro, en lo inconciente:
la calma solo está en la superficie.
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