Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

lunes, 1 de febrero de 2010

Divagaciones IX - Tiempo

Éramos tan pequeños que la inocencia se nos mataba de risa.
Éramos tan niños que un abrazo era sólo un abrazo.
Éramos tan ilusos que nuestros problemas no eran más que un grano de arena, pero uno de los grandes. (de esos del tamaño de un edificio)
Éramos tan chicos que el amor no era más que un juego... un juego extraño del que no conocíamos bien las reglas.
Éramos tan jóvenes...
Tanto, que ni nos imaginamos lo que iba a venir.

Así de sopetón llegó el tiempo, arrancó la niñez y la inocencia y quedamos nosotros.

Algunas veces me pregunto qué hubiera pasado si, cuando niña, hubiera sabido que aquello que creía imposible no lo sería tanto.

Pero, para qué pensar qué hubiera pasado si ese día hubieras faltado a física, si no hubiera presenciado tus clases, o si no te hubiera dicho que te quería un poco más de la cuenta. Si ni siquiera me hubiera hecho un correo electrónico, o si nunca hubiera conocido Mar del Plata. O tal vez, qué hubiera pasado si, años antes, no me hubiera gustado la matemática. O peor aún, si en tercer grado no hubiera tenido a la señorita Mirta.

No lo sé. Quizás ahora sería una de esas bohemias estudiantes de arte, como siempre quise, o tal vez estaría cursando el tercer año de diseño... O quizás hubiéramos encontrado otro modo más original de conocernos.

Quién sabe... ¿para qué mirar en ese espejo?

Sólo queda sonreirnos, y pensar todo este torbellino mientras observamos juntos el armónico aleteo de una mariposa.

3 comentarios:

ilNasoCheParla dijo...

Lindo.. Lindo.. Pero me haces sentir un viejo choto, jaja.

Te tengo que volver a recomendar que leas 'Mundos posibles' de Asimov otra vez?

P.S: Ni loco me corto el pelo.

non!* dijo...

=) =)

No, no te hago sentir viejo. Estás viejo.
Y pensar que esta historia empezó hace ocho años...
si el tren no hubiera frenado de golpe... :P
no, no hace falta. Tengo muy presente ese cuento :)
Te quiero lindo :)

Anónimo dijo...

JAJAJAJA me mató el seudónimo xD

Los quiero chicos :)


oodle, como poodle
pero sin la P de capa.