se me alborota el pulso,
se me salta un latido.
tambaleo y piso de puntitas para no hacer ruido.
se me quemaron los refugios.
se me acabaron los otoños
y queda en mí misma el vacío,
el miedo,
el frío;
el fresco del aire que se mete en las ideas
y esta sensación inestable
de vértigo,
de aceleración,
salto y tensión
que me agita las pisadas.
frágil,
sin pegar un ojo
con el pulso en un trazo,
sin saber donde hacer pie.
no quiero más esta cornisa,
la incertidumbre,
esta atmósfera densa;
no quiero ser otra vez frágil,
andar con el pulso despeinado,
escondiéndome en los mismos lugares,
siempre en las mismas excusas,
siempre adentro,
esperando.
siempre a otro.
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