Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

sábado, 31 de mayo de 2008

Sobre olas, bolsillos y pasado

Y dejarse llevar... como grano de arena mezclado con sal.
Y dejarse llevar... como una botella en esa inmensidad.
Y dejarse llevar por su mar.

Es esa calma, esa quietud, ese vaivén, la confusión.
Es el saber que ese sabor no te hace bien,
Ese sabor a lágrimas...
Ese maldito sabor a soledad que se te mete en los huesos y no te deja en paz.
Que te llena de vacío el pecho, que como azúcar se resbala entre tus manos dejando el agridulce aroma tristón a recuerdo, esa certeza de que nada volverá. Esa tristeza que se anuda en tu garganta, y te impide respirar.

Es revolver en la cajita de recuerdos, y no encontrar ninguno que te haga sonreír.
Es revolver en los bolsillos del olvido, y no poder salir.

Es confusión, es agonía,
Es soledad, es poesía,
es el recuerdo de lo que duele olvidar.

Es manantial de hipocresía,
es enterrar una utopía,
todo eso es en esta fría realidad.

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