Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

viernes, 20 de marzo de 2009

Sobre vacío y luciérnagas. (y locura)

Si alguna vez abriste un frasco de vacío para ver qué hay adentro sabrás por experiencia propia la sensación que te envuelve y atrapa, asfixia y desgana cuando el contenido del frasco te entra por la nariz, como si fuera polvo.
Si alguna vez lo hiciste entonces entendés cómo me siento ahora.
Si no, si tus frascos están llenos de flores, estrellas o luciérnagas, olvidate, quedate con tu magia. No intentes comprenderme.
Lo mismo me da.

1 comentario:

Anónimo dijo...

siempre hay llenos, siempre hay vacios, todo depende de lo que uno quiera ver o realmente llegue a observar

no se, no me sale esto de ser toda poetiza
pero si mamá JA