Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Hoy, mientras leía apuntes de historia, me di cuenta de varias cosas:

Que leyendo algunas síntesis primero y después el texto del autor, los conceptos me quedan mejor.
Que no sirve de nada leer la noche anterior.
Que tengo memoria visual.
Que si hablás por teléfono no podés leer (pero que si te quedás callado, es como si no estuvieras solo).
Que quiero quedarme callada más seguido.
Que quiero compartir el silencio.
Que mañana me va a ir maaaal jajajaja
Que necesito un cambiecito (o un cambito, como dice la mamá de Flor).
Que pensar en todo esto no tiene mucho que ver con el Quatroccento.
Que, igualmente, valoro más una charla que un exámen.
Que mejor, en vez de seguir escribiendo, me voy a seguir leyendo.

.
.
*
Los más pequeños e insignificantes (o no tanto) descubrimientos se hacen en una noche de estudio...

No hay comentarios.: