Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

sábado, 27 de noviembre de 2010

So close, no matter how far...
La música se escurre por el alma, llenando algunos vacíos, vaciando aún más otros, dejándonos desnudos ante nosotros mismos, sin otra opción que implosionar hasta que explote. Los complejos se simplifican, pero las cosas más simples se vuelven enredadas y toscas, y hasta las contradicciones se contradicen.
Y por un momento, el orden caótico de los pensamientos se queda quieto, el cerebro enmudece, las palabras interrumpen su hilo contínuo y se abre la puerta de los sentidos.
Y es sólo la música... la música y uno... y yo, y vos, y nosotros... todo se vuelve una misma cosa vibrando, esperando, aumentando la velocidad de los átomos, hasta que aumenta la presión, las partículas se chocan cada vez más y más fuerte, la gran explosión es inminente...


Y de repente, pasa. Se va. La cercanía se disuelve, la unidad desaparece, y nosotros nos seguimos alejando. Como nunca, como siempre... cada cual con su caos, con sus problemas, con su implosión y explosión finamente controladas por la razón. O no. Pero esa es otra historia; porque de aquel sentimiento, de aquella comunión de los sentidos, no queda nada.
Cause we are so far... no matter how close...

No hay comentarios.: