Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

martes, 15 de julio de 2008

Inspiración telegráfica II

Hola. Tanto tiempo. Sí, muy bien, ¿usted?. Me alegro. Prefiero esperar... adiós.

Otra vez se escapó, y manda sus palabras por telegrama. Otra vez... como nueve meses atrás, cuando si bien no se había ido, se excusaba detrás de polisacáridos y presentaciones.
Hoy confieso con un tanto de amargura que la extraño, que espero que vuelva pronto. Llevaba pantalones amarillos y remera violeta a lunares naranjas. Pobrecita, con su bufanda roja y su brújula rota quién sabe a dónde habrá ido a parar...
Sólo telegramas... sólo palabras de espera. Pero aún así, palabras que indican que aún existe.
Quizás sea como las golondrinas... Quizás con la primavera vuelva y los pájaros vuelvan a cantar, y el Sol vuelva a salir.
Quizás el tiempo retroceda y otra vez, como aquella noche, un polisacárido grite en la misma escala que la profesora de bioquímica al día siguiente, pero allí esté ella, su-mi inspiración canturreando en voz bajita cuando se le diera la gana.
Quizás vuelva, y no haga falta una máquina del tiempo para escuchar de vuelta su hermosa voz.
Quizás algún día lea esto, desde quizás París, quizás Oslo, quizás Camberra, quizás... ¡quién sabe! y sepa que la extraño... que no hay nada más bonito que su melodía sonando de madrugada, y su manera tan peculiar de saltar en los charcos.
Quizás tan solo sea como las golondrinas...

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