Manual de instrucciones: breve introducción al blog.

Hola, bienvenide.
Si llegaste acá por pura casualidad, quedate, pasá. Te cebo un mate mientras te explico cómo interpretar el desorden ordenado (sí, mi cabeza piensa que eso es, en alguna escala, orden) que anida en este blog.
No hay función apelativa. Quedate si querés. Yo te invito, pero podés decir que no. Lo que sigue son sólo palabras sueltas. Propias, y ajenas.
Tomá un mate. Y si no te gusta, un té. Y si no querés, un vaso de agua. Y una galletita. Si te vas, sin mirar nada, por lo menos no te llevás el estómago vacío.

martes, 8 de julio de 2008

El elefante y la hormiga.

-Sí, un elefante ocupa mucho espacio, -dice mientras toma el último sorbo de chocolatada- pero bien que nunca lo viste escondido detrás de una flor. ¿Viste qué bien se esconde?
Una vez más, la enana se salía con la suya. Pero las cosas no iban a quedar así...
-La verdad, tenés razón... ¿Pero sabías que a pesar de que son grandootes, grandotes, pueden tener ideas grandes o chiquititas? - Los ojazos se le abrieron de repente, como buscando una respuesta rápida, pero por el momento parecía que el triunfo era mío. - Los elefantes, como dice el cuento, a veces tienen ideas a lo elefante...
-Claro... ideas a lo graaaande! De esas que si se le caen, aplastan a alguien. - La verdad, a veces me daban ganas de saber qué era lo que le pasaba por esa cabecita rubia que quería saberlo todo.-
-Sí... pero otras veces tienen ideas del tamaño de una hormiga. ¿Y sabías que las hormigas también pueden tener ideas del tamaño de un elefante?
-...- Misteriosamente, había conseguido atrapar su atención, al menos momentáneamente, y una vez más me miraba sin intentar contestar.-
-Una hormiguita como vos. Pensó que el cielo por ahí no era celeste, sino que todos pensaban que era celeste porque a alguien se le ocurrió ponerle "celeste". Pensó que las estrellas, cuando se caen, cumplen un deseo para quien las esté mirando. Pensó que con paciencia hasta se puede alcanzar la hoja más alta de un árbol más alto. Todo eso pensó en menos de un segundo la hormiguita.
-¿Todo eso? - Sus cinco añitos descubrían el mundo de una manera fantástica, y esas cosas le encantaban.-
-Todo eso, y mucho más. Y mientras el elefante pensaba en lo chiquitita que era la hormiguita que estaba haciéndole sombra con sus ideas; desde el piso, la hormiga-nena pensó que así como el sol se puede tapar con una mano, un elefante ocupa mucho espacio, pero si quiere esconderse, nunca hay nada mejor que pensar una flor de idea. Y viste, tenías razón. ¿Viste qué bien se esconden?
Por ahí cuando crezca, mi hormiguita se haga reina, y tan reina que su sombrita, aunque chiquita, sea una de las flores más bonitas de la Tierra.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pensó que las estrellas, cuando se caen, cumplen un deseo para quien las esté mirando.

hace algunos fines de año, en pasto tirados ocn mi primito mirando el cielo estrellado (si, escena romanticona, pero con un nene de 3 o 4) vimos una estrella fugaz, pedimos un deseo... y vale contó su cuento dejando libre a su imaginación hacerse palabras queriendo creer tal vez que cada estrella era algo que pasaba, un sueño, una persona, una ilusión, un deseo

Anónimo dijo...

Una flor de idea ^^

Quizás porque me causan ternura, por su grandeza físicamente, porque parecen no poder lidiar con sus enormes partes, con su cuerpo, y entonces deviene la torpeza al moverse... Porque son gigantes pero temen mucho, temen hasta de un ratoncito... Porque quieren volar, pero nadie los entiende y los señalan con burlas de todo tipo...

Quizás por eso el elefante me remite un poco a esa parte no tan feliz de mi persona. Ni mala ni buena. Sólo no tan feliz.

El efelante sabe esconderse porque necesita esconderse. Necesita sentirse pequeñito, sentirse no.él por un rato... Hasta darse cuenta de su grandeza como animal y olvidarse de su enormidad física. El efelante requiere darse cuenta de que puede estar detrás de una flor y refugiarse con ella. Pero que esa flor no es cualquier flor. Es LA flor para él. Y eso lleva tiempo para entenderlo. Y recorrerá muchos prados, muchas savanas, hasta toparse con La Flor. Pero cuando la encuentre, no va a esconderse tras ella sino que va a mirarla, contemplarla, amarla... Y juntos van a mirar al cielo estrellado y pedirán un deseo. Pero ya no será necesario. Porque, para ese momento, tendrán todo lo que siempre quisieron.


Amén.


~.*

Anónimo dijo...

No, no me equivoqué.
Es EFELANTE. :)


pD: me saca tener que tipear las letras para poder comentar ¬¬